El yeite era muy casero. Un kit Do It Yourself de supervivencia para
aguantar las horas de Historia, dictadas por un rancio profesor al que
apodábamos “Petete”, por el libro gordo que siempre hibernaba en su
sobaco.
Durante sus clases, me ubicaba estratégicamente en la última fila del aula, bajo el resguardo de la masa muscular del Gordo Murtagh, mi compañero de penurias. Con el walkman camuflado en el pupitre y los cables de los auriculares escondidos en las mangas del pulóver, mataba las horas escuchando las bandas que poblaban la embrionaria escena del Buenos Aires Hardcore.
Realidad Virtual, la opera prima de D.A.J. (Diferentes Actitudes Juveniles), marcó a fuego mi educación sentimental –Extremo Sur de NDI era mi otra guía–, durante aquellos primerísimos años del Menemato. Un poderoso manifiesto que denunciaba, entre otras infamias, las miserias del Nuevo Orden Mundial. Auténticas lecciones sobre otra historia. Pedagogía del oprimido.
Durante sus clases, me ubicaba estratégicamente en la última fila del aula, bajo el resguardo de la masa muscular del Gordo Murtagh, mi compañero de penurias. Con el walkman camuflado en el pupitre y los cables de los auriculares escondidos en las mangas del pulóver, mataba las horas escuchando las bandas que poblaban la embrionaria escena del Buenos Aires Hardcore.
Realidad Virtual, la opera prima de D.A.J. (Diferentes Actitudes Juveniles), marcó a fuego mi educación sentimental –Extremo Sur de NDI era mi otra guía–, durante aquellos primerísimos años del Menemato. Un poderoso manifiesto que denunciaba, entre otras infamias, las miserias del Nuevo Orden Mundial. Auténticas lecciones sobre otra historia. Pedagogía del oprimido.
El disco recordado, publicado en el suplemento Cultura de Tiempo Argentino. Se lee por acá.
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