miércoles, 4 de marzo de 2015

Memorias del subsuelo

 

"La larga fila de visitantes es una serpiente emplumada ante las puertas del museo. Los controles de seguridad demoran más de lo esperado para ingresar a un edificio de estilo minimalista y aun indiferente, que ha museificado para siempre, y cerca del lugar del crimen, al 11-S. Los turistas hacen cola ya cargados con sus bolsas. Las cargaron en el Century 21, el shopping –de diseño arquitectónico no muy diferente del del museo– ubicado en Cortlandt Street. A pasitos del Ground Zero, en el corazón más frío y frígido del Distrito Financiero. Hipsters del Japón, empresarios de la India y familias de América latina matan el tiempo de la espera comentando las proezas sin vértigo de los limpiavidrios sobre la alta fachada del One World Trade Center. Esta espejada mole, erecta por el arquitecto David Childs, es el nuevo tótem de la Gran Manzana. La tarea que tienen por delante estos hombres –migrantes latinos que arriesgan su vida por un puñado de dólares– es titánica. Hace falta una paciencia infinita para que brille el rascacielos más alto de esta parte del planeta, tan cercano a donde se erigían las Torres Gemelas. Desde la base hasta la punta de su antena espigada, la también llamada “Freedom Tower” alcanza una altura de 1776 pies (541 metros), en numerológico homenaje al año de la independencia de los Estados Unidos."

"Lo que queda del día", una nota sobre el Museo del 11S en Manhattan, publicada en Radar. Se lee completa por acá.