sábado, 7 de marzo de 2009

Nota en el SOY de Página 12


Lo primero es la familia

La Familia Galán es un colectivo trans que, desde hace más de una década, viene ganando las empinadas calles bolivianas para derramar lo lúdico, estético y absurdo del mundo drag en las tierras de Evo Morales. A una semana de su participación en el famoso Carnaval de Oruro, Danna y Paris Galán recibieron a Soy en un cafecito paceño y, con un suculento plato de pique a lo macho de por medio, repasaron su larga trayectoria y reflexionaron sobre la nueva Constitución boliviana.

Por Nicolás G. Recoaro desde La Paz

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lunes, 2 de marzo de 2009

Letras paceñas

Gran artículo de la escritora Erika Bruzonic. Un adelanto y el link.

Historia personal de 27 años de narrativa paceña en democracia
Por Erika Bruzonic

Hasta el advenimiento en 1982 de una ansiada desconocida para mi generación —la democracia— hallo que la narrativa paceña, específicamente, me era indiferente; lo que no tiene excusa, aunque sí una que otra razón: no sólo los colegios y las universidades, sino también las escasas editoriales, el periodismo, la crítica literaria miedosa, nos llenaban hasta el hartazgo con clásicos de generaciones y generaciones anteriores, cual modelos únicos, cual referentes ineludibles e irrepetibles, además de irreemplazables. Reflexionaba, dentro de esa indiferencia, que existía una conjura para que nada nuevo creciera y lo conociéramos. Me parecía estar escuchando las historias repetidas de un abuelo aburrido.

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Nota "Pattie te quiero" en el Radar

De la beatlemanía a la claptondependencia. En el suplemento Radar de Página 12.


Pattie te quiero

Pocas chicas fueron tan famosas, envidiadas y también odiadas durante la explosión del swinging London como la rubia modelo Pattie Boyd. Su noviazgo y posterior matrimonio con George Harrison la embarcaron en una gira mágica y misteriosa en plena beatlemanía. Una burbuja de fiestas inolvidables, drogas y algo de meditación que se pinchó junto con su matrimonio, pero que no pudo terminar con su gusto por los héroes de la guitarra. Entonces, a principios de los ’70, Pattie dejó al beatle por Eric Clapton y vivió una década al límite, con días muy largos que arrancaban con desayunos recargados con vodka. Un maravilloso presente (Editorial Circe) es la autobiografía donde la musa de canciones como “Something” y “Layla” desmigaja sus agitados y doloridos recuerdos.

Por Nicolas G. Recoaro

Crónicas de una superviviente a la que las buenas vibraciones y la agitación del swinging London le cambiaron la vida. “Tirábamos a la basura el reglamento. Una nueva época y un nuevo sistema de valores habían nacido. La gente quería experimentar y divertirse. Mientras fueras joven, guapo y creativo, el mundo era tuyo. Era una edad dorada, una época emocionante en la que vivir. Como modelo, posando para los fotógrafos de más éxito de Londres, yo estaba donde estaba la acción”, recuerda Pattie Boyd en su recién aparecida autobiografía. Niña bien con ancestros aristócratas e infancia difícil en la sabana africana, de adolescencia gris templada en internados religiosos que terminó estallando en coloridos catálogos de moda luciendo las minis de Mary Quant y los flequillos a lo Twiggy, Pattie Boyd fue un auténtico icono mod que flechó a George Harrison en plena beatlemanía y que acabó ganándose el odio de millones de fanáticas al llevarlo al altar. Pasó la década del ’60 en una gira mágica y misteriosa en aquel mundillo idílico de fiestas inolvidables, mansiones fastuosas y meditación lisérgica hasta que la burbuja pop estalló en mil pedazos, y en plena crisis sentimental dejó a Harrison y se convirtió en la amante y compinche de Eric Clapton. Todavía la esperaban más de un problema con las drogas, sus frustraciones con la maternidad y una promisoria carrera como fotógrafa de elite.

Con Un presente maravilloso, Pattie Boyd, en colaboración con la periodista Penny Junor, rompe cuatro décadas de silencio con una autobiografía nada condescendiente, que desmigaja los placeres y las miserias de su vida dentro de la realeza pop de los ’60. Desde “Something” hasta “Layla”, las auténticas memorias de una musa.

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