La fiebre amarilla levanta temperatura en el Luna Park. Ese es el color que tiñe “El palacio de los deportes” en la noche del domingo electoral. El estadio ubicado en el cruce de la avenida Corrientes y Bouchard es el búnker libertario. La nueva extrema derecha argentina se amucha en la alianza La Libertad Avanza, que comanda el liberal economista ortodoxo y verborrágico mediático heterodoxo Javier Milei. Las huestes anarcocapitalistas agitan banderas amarillas y negras que llevan impresas una serpiente cascabel y la consigna “Dont tread on me” (no pases sobre mí): la bandera de Gadsden, ícono del libertarismo estadounidense. “Nueve mil personas y 27% de votos, eso es lo que espero para el cierre del día”, se ilusiona Fabián, un joven que luce una careta de Anonymous, cerca de un acceso. “No tengas dudas, con Milei en el Congreso, la casta política empieza a temblar. Vamos a limpiar el sistema”. En su cabeza semirrapada, el joven lleva tatuada la palabra “Disciplina”. Da miedo.
En el nido libertario celebran la llegada de los primeros guarismos: 17 puntos, casi 300 mil votos. Se consolidan como tercera fuerza en la derechosa Ciudad de Buenos Aires. Todo indica que tendrán dos diputados por la ciudad en el Congreso. Y otros tres de su gemela bonaerense. Elección histórica para el liberalismo rancio maquillado de moderna celebridad. “¡La casta tiene miedo! ¡Los zurdos tienen miedo!”, aúllan los libertarios en la noche más oscura del Luna, mientras muestran a las cámaras sus banderitas argentinas y otras que dicen “Vida y propiedad privada” y “Milei presidente”. De verdad dan mucho miedo.
Stefan es un joven estudiante que llegó hasta la catedral nacional del box desde Olivos. Lleva sobre sus hombros otra bandera, la confederada esclavista. “Eran liberales, como nosotros”, dispara sin siquiera sonrojarse. Después reflexiona sobre las propuestas de “Derechos Humanos” que impulsa el espacio mileisiano: “Hay que contar la historia completa de los años setenta. El gobierno está repleto de terroristas. Hubo muchas injusticias con los militares”. Victoria Eugenia Villarruel, abogada y presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), segunda en la lista liberal, es la impulsora de los principios negacionistas en el espacio liberal. Con los resultados, será diputada nacional. El miedo avanza.
Abru se autopercibe libertaria. La joven lleva puesta en su cabeza una gorrita con el slogan trumpista “Make America Great Again”. Dice que detesta a la izquierda por destruir la “economía nacional”. ¿La salida? No lo duda: “Milei o Ezeiza”. También confiesa, al despedirse, que no tiene miedo a volar.
En el estadio hay referentes de la vieja Ucedé, negacionistas, youtubers, cosplayers y vaya uno a saber qué otro ejemplar neoliberal. Por los parlantes del escenario suena, oportuno, un clásico de Guns N’ Roses: “Bienvenidos a la jungla”. En los camarines, “León” Milei prepara su entrada triunfal al escenario. Tan acostumbrado a los estudios televisivos, no tiene miedo escénico.
Luis Padrón es militante liberal y asesor de imagen del economista de raro peinado nuevo. Padrón se gana la vida como “modelo de cirugías plásticas”. “Javier tiene muchos seguidores en las redes. Los liberales ganamos siempre en internet”, reflexiona el blondo muchacho. ¿Un país para vivir? Obvio, elige Estados Unidos, el país de la libertad. “Javier va a casar a la Argentina adelante, no le tenemos miedo a la casta”, cierra.
Cerca de las 22:30, el líder liberal toma el escenario del Luna por asalto. Sus groupies deliran y el economista ofrece su mejor perfil, por supuesto el derecho, a la hora de ser retratado por los fotorreporteros. Suena el “Panic Show” de La Renga y uno siente en el cuerpo cómo el miedo puede transformarse en pánico. Caricaturesco, como siempre, Milei despotrica contra los zurdos, la casta y vaya uno a saber qué demonio más. Milei ruje: “Este es el primer paso para la reconstrucción argentina, no nos metemos acá por carguitos, vinimos a transformar el país, por eso les dije que no venía a guiar corderos, les dije que venía a despertar leones”. Después, deja un mensaje de concordia: “Le decimos al tirano del presidente que nosotros no nos sentamos a negociar”. Entonces, la fiebre amarilla sube de nuevo en el Luna. “Se siente, se siente, Milei presidente”, deliran los liberales. Un futuro que da miedo.
Publicada en Tiempo Argentino, por acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario