lunes, 4 de noviembre de 2019

La marcha del millón

“Ni facho ni macrista, puto y peronista”, dice una de las remeras que vende la escritora y performer Naty Menstrual, en la feria montada en la Plaza de Mayo. “Se cierra un año muy cuesta arriba en todo sentido. Decidimos sacarnos de encima a este gobierno, y empieza algo nuevo, queremos tener un poco más de humanidad”, reflexiona. El abrasador sol del 2 de noviembre viene asomando y un arco iris inflable corona la Avenida de Mayo desde su nacimiento, junto al histórico Cabildo. Este 2019, la 28º Marcha del Orgullo no va a estar concurrida. Será, más bien, multitudinaria. Hay miles en las calles del centro porteño. Es la verdadera marcha del millón.

“Se fue el gato, pero yo no quiero que nos engatusen. Te iba a decir que no me quiero comer ninguna más, pero en realidad, si me la ponen, que sea con amor”, se despide la escritora, y ofrece otra de sus remeras, que reza: “Al que odia a las maricas, seguro el culo le pica”.
Desde el escenario, el set de cumbia de Mala Fama hace mover los pies, las cabezas, las colas de la marea diversa. En el backstage, Pablo Vasco está atento al más mínimo detalle del evento. Milita en Libre Diversidad del MST, uno de los muchos colectivos que forman la comisión organizadora. Espacios que en el día a día no articulan, pero que en esta fecha caminan de la mano. Vasco cuenta que hace seis meses vienen preparando la gran marcha. Es de la vieja escuela del colectivo, estuvo presente en la marcha germinal del año 1992: “Éramos 200, y cien llevaban caretas por temor a perder el laburo o a ser reconocidos por sus familias. Los tiempos cambian, y ver ahora a decenas de miles muestra el notable avance de nuestra comunidad.” Entre las principales demandas para seguir peleando este año, destaca que se pide por el fin de la violencia institucional y religiosa, el cupo laboral trans y el cese de los crímenes de odio.

Balestra, titular de Puerta Abierta a la Diversidad, lleva dos décadas en la comisión. Dice que “después de que gracias al trabajo de tantos activistas se consiguieran las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género, en estos años ha habido un retroceso, porque hay mucha más homofobia, más crímenes de odio, y encima este año es la primera vez que el gobierno nacional no nos habilitó el escenario en el Congreso”.

“Este año decidimos retirar las letras del nombre: es Marcha del Orgullo a secas. A esta altura, no alcanza el alfabeto. Con decir orgullo, incluimos a todo el colectivo”, explica Vasco. En su discurso, no olvida sus principios internacionalistas: “Vamos a condenar a Bolsonaro, por su participación en el crimen de Marielle Franco. Y como putos, tortas, no binaries y trans, apoyamos la rebelión popular en Chile.”

Los puestos estallan de clientes. Los chicos de Bagallo ofrecen banderas multicolores, musculosas de red y shorcitos  de vinilo ajustados a precios populares. En otro rincón se venden accesorios BDSM forjados en cuero y metal. Cuentan que pegó dura la macrisis en el gremio sadomasoquista. Pero por la cantidad de ventas, parece que esta tarde pinta la recuperación. Un detalle de este año: las multinacionales de gaseosas y cosmética tienen sus puestos en la feria, careteando diversidad.
Cerca de la Catedral, los futboleros de Los Dogos y los rugbiers de los Ciervos Pampas dejan ver la apertura en el mundo de la pelota. “El deporte es un espacio que permite abrir cabezas. A la homofobia le ganamos peleando”, explica Bernardo, presidente de Deportistas por la Diversidad, un colectivo con 20 años sobre el lomo. A unos pasitos, sus colegas le ponen garra a un besazo colectivo. 
La Beltrán no se puso lo primero que encontró para salir del clóset. El activista gorde luce una malla de lucha olímpica, borcegos brillantes, sombrero de cowboy y glitter. Todo el outfit en tono rosa chicle globo. “Me preparo para este día hace un mes. Fijate cómo se destaca la panza. Es importante mostrar que no hay sólo una forma de ser visible.”  
Valeria es del Movimiento Evita y torta orgullosa. Baila con sus compañeras antes de subir al camión del colectivo plebeyo. “Este día celebramos la diversidad, pero también que se va Macri, que no es puto, es liberal”, dice la piba llegada desde el Conurbano. Entonces, los camiones encienden los motores, los parlantes suenan al máximo y la masa diversa empieza a marchar. Hacia el arco iris inflable, el barrio de Congreso y mucho más allá.
Crónica publicada en Tiempo Argentino, por acá

No hay comentarios: