Hay
novelas que te pueden dar un sacudón. Una descarga de buena literatura. Obras
que no se quedan simplemente en la construcción de una historia atrapante o en
la narración atolondrada de sucesos. Libros que desafían al lector, que lo
invitan a elegir su propia aventura. Los
electrocutados, la primera novela del misterioso autor argentino J.P.
Zooey, puede integrar este selecto grupo.
Pero vayamos
por partes, antes de sumergirnos en la obra. ¿Quién es J.P. Zooey? La pregunta
se viene repitiendo desde hace varios años en el círculo literario local. Más
precisamente desde el año 2009, cuando se publicó por estas tierras un libro
breve y bastante raro titulado Sol
artificial. Estaba firmado por un tal J.P. Zooey: nacido en Buenos Aires en
1973 y egresado de Periodismo de la UBA. En la solapa también se aclaraba que
no ejercía el digno oficio de construir noticias.
La ópera prima de Zooey circuló con fuerza por estas pampas, llamó
la atención de críticos y lectores, y finalmente llegó a manos de Beatriz
Sarlo, quien escribió que “El seudónimo abre una situación inestable y
atractiva. Ése es el caso de Sol artificial, publicado
bajo el evidente seudónimo de J.P. Zooey. El nombre del autor, a la cabeza de
un libro nuevo, tranquiliza por lo menos una incógnita. Cuando un libro es
firmado con seudónimo, el terreno incierto de ‘lo nuevo’ se vuelve más incierto
todavía”. El sol artificial compilaba
una serie de relatos poco convencionales: una búsqueda de mundos posibles e
imposibles. Cartas, papers y entrevistas que guardaban en su seno dosis
desparejas de humor mordaz y vuelo creativo.
Luego de aquel
prometedor debut, en 2011 el sello español Alpha Decay publicó en el Viejo
Mundo la primera novela de Zooey, Los
electrocutados, que ahora es editada en Buenos Aires por el sello Sigilo. La
obra obtuvo el Premio Talento que otorga la librería FNAC. En 2014, se publicó la
segunda novela del autor, titulada simplemente Te quiero.
Entre la
teoría del Big Bang y el inminente Apocalipsis, Los electrocutados es una disparatada, eléctrica y algo melancólica
canción de amor dedicada a la humanidad contemporánea. Una novela que hibrida el
enciclopedismo con la ciencia ficción. Zooey narra la historia de Dizze,
un curtido profesor que de niño compartía con su hermana y amante Oidas Mucho el
deseo de comprender el Universo. Para los hermanos, cada planeta del Sistema
Solar esconde una palabra y juntas forman una frase que revela el sentido de la
existencia: “Y la frase que formen todos ellos juntos se repetirá mientras
giren en el espacio. Así estaremos a tiempo, durante muchas generaciones, de ir
abreviando nuestra comunicación a esas diez palabras y hablar, leer y escribir
solamente la frase del Sistema solar, de aquel que nos ha puesto en el mundo
para escuchar y al que traicionamos hablando miles de idiomas. Lo traicionamos
hablando cualquier cosa, enloquecidos, apurados, comunicando nada pero ya.
Miles de millones de palabras y puntos entre ellas, sin más ton ni son que el
chirrido de grillos bajo éxtasis”.
En la novela,
el propio Zooey aparece en la narración como “periodista sin empleo” y vecino
de Dizze. Ambos traban amistad y Zooey será el albacea de los documentos
(cartas, documentos, textos de clases para la asignatura Historia de las Ideas
Menores) que Dizze deja tras su suicidio, lo que otorga a la novela un aire de
recomposición. En este periplo hacia la iluminación, el periodista “que no
ejerce”, la novela y los lectores navegan por un extraño y a la vez maravilloso
mundo de preguntas: ¿Los humanos descendemos de los pájaros? ¿El origen de los
genios puede encontrarse en el cerebro de Lenin? ¿Cuál es la relación entre los
gatos y los extraterrestres? ¿Qué es una pregunta?
Sobre Los electrocutados se ha escrito que es
un libro que cultiva una hiperpercepción a lo Fogwill, con encadenamiento de
historias a lo Aira. También que tiene ecos de Pynchon, Vonnegut, y obviamente
Salinger –el pseudónimo Zooey viene de un personaje creado por el autor de El guardián entre el centeno-.
Escritores que son capaces de darte una descarga de buena literatura.
Se lee en Tiempo Argentino por acá.
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