Eleuteria nació en Sucre 33 años atrás, pero desde hace 16 vive en el Bajo Flores. Vestida con un pulóver azul, cuenta a Tiempo Argentino que sueña con una casa, “propia y, si es posible, con una cocina grande”. Tiene en sus manos una casita en miniatura por la que pagó diez pesos. No se la ve feliz con la imagen de su felicidad futura. “Hartos muebles tiene, poco espacio para mis ollas.” Bajo un sol que se derrumba impiadoso, el lunes desde el mediodía la nutrida comunidad boliviana en la Argentina festejó la celebración de Alasita. Lo hizo como cada 24 de enero desde hace más de una década. La festividad es más conocida por los ekekos, las miniaturas que, compradas y bendecidas, como la casa de Eleuteria, nos harán conseguir en el curso del año lo que deseamos. El culto al dios de la abundancia andina así nos lo asegura.
Fragmento de la crónica a cuatro manos escrita con Di Nucci para Tiempo Argentino. La versión completa se puede leer por acá (y hay recuadros por acá, acá y aquí también).
Fragmento de la crónica a cuatro manos escrita con Di Nucci para Tiempo Argentino. La versión completa se puede leer por acá (y hay recuadros por acá, acá y aquí también).
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