MUJERES CREANDO
Por: García Recoaro – Spinetti - Ledo
Es una antigua casa paceña, pintada en un rabioso color fucsia. Tres mujeres conversan sentadas sobre los escalones de ingreso. La música que llega del interior de la casa me remonta a un cabaret francés de la década del veinte. Bienvenidos a “Virgen de los deseos”, la casa cultural y bar creado por el colectivo anarco-feministas Mujeres Creando (MC), en 2005.
Desde hace 14 años, el movimiento social boliviano MC utiliza su creatividad e ingenio para, entre otras cosas, luchar contra las desigualdades de género, incluso dentro de los movimientos sociales, a los que invitan muchas veces a revisar sus propias dinámicas internas y redes de solidaridad. Además, desde hace varios años, editan el periódico Mujer Pública, editan libros de poesía y sexualidad; hicieron exitosos y controvertidos programas de televisión. A su vez, crearon una estructura económica en donde se dan cita iniciativas productivas llevadas a cabo por mujeres, que resultan en que cada grupo asume la responsabilidad de autoabastecimiento y del aporte y del aporte a la casa a partir del trabajo manual, intelectual y creativo. Pero más que nada, lograron ser conocidas y reconocidas por salir a la calle: ocupando, pintando e instalando sus denuncias y consignas; sin dudar en pedir justicia por las víctimas de de los disturbios de octubre de 2003 o ser escudo humano en las continuas luchas hacia conquistas civiles.
Julieta Ojeda, coordinadora y militante del colectivo, invita un mate de coca para comenzar la charla.
- Pese al rol protagónico de la mujer dentro y fuera de los movimientos sociales ¿A qué atribuís el machismo que reina en la sociedad boliviana?
- La mujer cumple un rol económico, administrativo y afectivo muy fuerte dentro de la familia boliviana. Es cada vez más común ver el rol de sostén familiar sobre las espaldas de las mujeres. Con la desregulación y el desempleo se da esta situación. La mujer cumple un sostén súper importante en la economía boliviana, pero a la hora de las decisiones, el varón es quien siempre se impone.
-¿Por qué se da esto?
-Creo que por una especie de machismo que se reproduce dentro de la familia, y también se ve claramente su reproducción en las organizaciones sociales. La mujer lo apoya y se hace parte de esa lógica. Nosotras como feministas creemos en la autonomía, y no en el separatismo. La autonomía implica una propia palabra, una organización donde todos podamos tomar decisiones. Queremos que exista un sujeto mujeres, que pueda interlocutar con otras organizaciones, con los movimientos sociales o con el Estado. No existe, actualmente, ese sujeto mujeres. Nosotras bregamos por su existencia en todas las organizaciones sociales. Hay experiencias de “Trabajadoras del hogar” o “Trabajadoras sexuales”, integradas en su totalidad por mujeres, que debieron esperar años para ser reconocidas por la Central Obrera Bolivia (COB), porque supuestamente no eran trabajadoras. Y aunque lograron el reconocimiento, a la hora de tomar decisiones, jamás son llamadas o tenidas en cuenta. Las mujeres campesinas también se supeditan a las órdenes y el caudillismo de los varones. No se plantea jamás una independencia ideológica y política de la mujer.
-¿Qué soñás para Bolivia?
-Sueño una sociedad que no dependa del Imperio, un pueblo que decida su país. En eso, a las feministas nos toca seguir peleando. Hemos abierto el espacio y vamos a sostener nuestro lugar y nuestra autonomía. Debemos luchar para que la mujer gane espacios en los movimientos y en la sociedad toda. Sueño un país desprejuiciado, donde todos podamos vernos, los unos a los otros, y reconocernos y respetarnos en las diferencias.
Por: García Recoaro – Spinetti - Ledo
Es una antigua casa paceña, pintada en un rabioso color fucsia. Tres mujeres conversan sentadas sobre los escalones de ingreso. La música que llega del interior de la casa me remonta a un cabaret francés de la década del veinte. Bienvenidos a “Virgen de los deseos”, la casa cultural y bar creado por el colectivo anarco-feministas Mujeres Creando (MC), en 2005.
Desde hace 14 años, el movimiento social boliviano MC utiliza su creatividad e ingenio para, entre otras cosas, luchar contra las desigualdades de género, incluso dentro de los movimientos sociales, a los que invitan muchas veces a revisar sus propias dinámicas internas y redes de solidaridad. Además, desde hace varios años, editan el periódico Mujer Pública, editan libros de poesía y sexualidad; hicieron exitosos y controvertidos programas de televisión. A su vez, crearon una estructura económica en donde se dan cita iniciativas productivas llevadas a cabo por mujeres, que resultan en que cada grupo asume la responsabilidad de autoabastecimiento y del aporte y del aporte a la casa a partir del trabajo manual, intelectual y creativo. Pero más que nada, lograron ser conocidas y reconocidas por salir a la calle: ocupando, pintando e instalando sus denuncias y consignas; sin dudar en pedir justicia por las víctimas de de los disturbios de octubre de 2003 o ser escudo humano en las continuas luchas hacia conquistas civiles.
Julieta Ojeda, coordinadora y militante del colectivo, invita un mate de coca para comenzar la charla.
- Pese al rol protagónico de la mujer dentro y fuera de los movimientos sociales ¿A qué atribuís el machismo que reina en la sociedad boliviana?
- La mujer cumple un rol económico, administrativo y afectivo muy fuerte dentro de la familia boliviana. Es cada vez más común ver el rol de sostén familiar sobre las espaldas de las mujeres. Con la desregulación y el desempleo se da esta situación. La mujer cumple un sostén súper importante en la economía boliviana, pero a la hora de las decisiones, el varón es quien siempre se impone.
-¿Por qué se da esto?
-Creo que por una especie de machismo que se reproduce dentro de la familia, y también se ve claramente su reproducción en las organizaciones sociales. La mujer lo apoya y se hace parte de esa lógica. Nosotras como feministas creemos en la autonomía, y no en el separatismo. La autonomía implica una propia palabra, una organización donde todos podamos tomar decisiones. Queremos que exista un sujeto mujeres, que pueda interlocutar con otras organizaciones, con los movimientos sociales o con el Estado. No existe, actualmente, ese sujeto mujeres. Nosotras bregamos por su existencia en todas las organizaciones sociales. Hay experiencias de “Trabajadoras del hogar” o “Trabajadoras sexuales”, integradas en su totalidad por mujeres, que debieron esperar años para ser reconocidas por la Central Obrera Bolivia (COB), porque supuestamente no eran trabajadoras. Y aunque lograron el reconocimiento, a la hora de tomar decisiones, jamás son llamadas o tenidas en cuenta. Las mujeres campesinas también se supeditan a las órdenes y el caudillismo de los varones. No se plantea jamás una independencia ideológica y política de la mujer.
-¿Qué soñás para Bolivia?
-Sueño una sociedad que no dependa del Imperio, un pueblo que decida su país. En eso, a las feministas nos toca seguir peleando. Hemos abierto el espacio y vamos a sostener nuestro lugar y nuestra autonomía. Debemos luchar para que la mujer gane espacios en los movimientos y en la sociedad toda. Sueño un país desprejuiciado, donde todos podamos vernos, los unos a los otros, y reconocernos y respetarnos en las diferencias.
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